Ana Te Pahu, también conocida como la Cueva de los Plátanos, es una de las formaciones subterráneas más fascinantes de la Isla de Pascua. Ubicada en las faldas del Maunga Terevaka, esta caverna es un testimonio de la rica historia volcánica y el ingenio agrícola de los antiguos habitantes de Rapa Nui.
La cueva de Ana Te Pahu se formó hace miles de años debido a las erupciones volcánicas del Maunga Hiva Hiva, un cráter que dejó un derrame de lava solidificada. La caverna está compuesta por una serie de cámaras subterráneas interconectadas, que juntas superan los 7 kilómetros de longitud. La delgada capa de lava endurecida que cubre la cavidad crea una especie de tambor natural gigante, que resuena cuando se golpea, dándole a la cueva su nombre, que significa «la cueva del tambor» en rapanui.
Ana Te Pahu no solo es una maravilla geológica, sino que también ha sido un lugar vital para la vida humana. Los antiguos rapanui utilizaron esta cueva como vivienda, aprovechando su amplio espacio y accesibilidad. Los restos de antiguos hornos de piedra (umu pae) encontrados en su interior indican que aquí se cocinaban alimentos, y las aberturas en el techo permitían la salida del humo.
Además, una de las cámaras principales de la cueva funcionaba como un depósito de agua natural, esencial durante los tiempos de sequía o cuando la cueva se utilizaba como refugio durante conflictos tribales o ataques de esclavistas en el siglo XIX.
Conocida también como la «cueva de los plátanos», Ana Te Pahu se destaca por la abundante vegetación que crece en su entrada, incluyendo plátanos, parras y árboles frutales como paltos y taro. La humedad constante y la protección del viento que ofrece la cueva hicieron de este lugar un vivero natural ideal para los cultivos de los antiguos isleños. Incluso se pueden observar huellas petrificadas de la palma endémica de Rapa Nui, conocida como niu.
La entrada a Ana Te Pahu se encuentra en un punto donde la lava colapsó, creando grandes escalones de piedra que deben bajarse con precaución. Es esencial llevar una linterna para explorar las zonas más oscuras y calzado adecuado para evitar resbalones en las áreas húmedas. Al descender, se pueden ver los frondosos árboles de plátano que dan la bienvenida a los visitantes.
Al seguir el camino hacia la izquierda, se llega a una cámara con un árbol que crece hasta la superficie a través de una abertura en el techo. Regresando a la entrada, un ancho túnel protegido por barreras de piedra se abre a la derecha, indicando que fue utilizado como defensa contra intrusos. Más adelante, una gran abertura en el techo ilumina una zona con vegetación densa y un antiguo horno de piedra (umu pae). Los más aventureros pueden seguir explorando el tubo volcánico, donde se aprecian las marcas dejadas por el flujo de lava.
Para llegar a Ana Te Pahu desde Hanga Roa, se toma la calle Ara Roa Rakei en dirección a Ahu Akivi. Este recorrido suele ser parte del circuito de las cuevas ofrecido por muchas agencias de turismo, que incluye visitas a Ana Te Pahu, Ana Te Pora y Ana Kakenga. Después de pasar un puesto de control donde se presenta el ticket del Parque Nacional, se continúa a pie o en bicicleta por aproximadamente 10-15 minutos hasta llegar a la entrada de la cueva.
Conclusión: Ana Te Pahu es una joya subterránea de Rapa Nui, que ofrece una mezcla única de geología, historia y naturaleza. Su exploración brinda una perspectiva diferente de la vida en la isla, mostrando cómo los antiguos rapanui utilizaban ingeniosamente los recursos naturales a su disposición.
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